Día tras día surgen curiosidades a las que hay que hincarles el diente. Desmenuzar, develar, cuestionar e ironizar con la actualidad es la idea de este Blog. Bienvenidos todos los que con espíritu crítico, ganas de reírse o simples deseos de meter la cuchara, hacen su aporte para tomarnos el mundo con un poco más de buen humor

domingo, abril 22, 2007

Cuarenta y ocho cuotas

Ser proletario a principio de los 90’s era una limitante infranqueable. Cada comienzo de marzo llegaba el martirio de la compra de uniformes, pero sólo de aquello que no fuera posible heredar. “No, encontré unos pantalones que usó Sebastián, tu primo Diego y Matías. Están re buenos, así es que no necesitas. Mandamos a arreglar el cierre y quedan como nuevos”, me retaba mi mamá, mientras yo me amurraba en la entrada de Dijon.
Claro, para nadie era una gracia usar unos pantalones brillantes por tantos años de planchado y menos lo fue aquella vez que me tocaron unos “impecables” pantalones con un chicle pegado en el bolsillo. El problema no era sólo tener que evitar guardarme los torpedos en ese lado del pantalón. El asunto trágico era cuando el calor veraniego dilataba el chicle y por el muslo me empezaba a correr la transpiración por culpa del bendito caucho recalentado (una cosa es pisar un chicle y otra muy distinta es llegar todos los días con la pierna con olor a tutti-frutti, claro está).
Mientras hoy mi hermana tiene ocho pares de zapatillas, pierde la parka del colegio semana por medio y usa cuadernos con doble espiral y tapa dura, yo me tenía que conformar con hacer gimnasia con un buzo térmico comprado en los ochenta para alguno de mis hermanos (sí, los mismos buzos de colores discretos, sonajera de entrepi
ernas y puños elásticos bien fashion)
Ahora en cambio, el “festival de la cuota sin pie y sin interés” hace posible cualquier cosa. Los pingüinos actuales se quejan de la LOCE, pero tienen un pantalón de colegio para cada día de la semana. Y cómo no, si por las 2 lucas novecientos que cuesta uno en el Líder, hasta yo he pensado comprarme unos cuantos para ir a la pega. Total, el dinero plástico lo soporta todo.
Comprar el pan a 24 cuotas, pagar la patente del
Lada Samara con la Tarjeta París o sacar a crédito la lista completa de útiles escolares de Dylan Felipe en Guendelman son sólo algunas de las nuevas costumbres de la versión 2.0 de la clase proleta, que vendría siendo igualita a la de Javier a los 10 años, pero con un televisor de plasma, un Play Station 8 y un celular con mp3, cámara de 3.1 megapixeles y cortapatillas all includes.

Y para los que no quisieron estudiar ingeniería comercial por no ser una carrera creativa, lamento decirles lo mucho que se equivocaron. ¿Por qué? Porque de seguro ni el padre del dinero plástico en Chile, Sebastián “mapochonavegable” Piñera, logó imaginar la cantidad de cosas que llegarían a pagarse en cuotas.

Resulta que ahora, con el paso de los años, todo es potencialmente “cuoteable”. Se cuotean los cargos ministeriales según partido político, se cuotean los jurados del Festival de Viña según el canal al que pertenecen e incluso las cosas más insólitas.
Una tumbita en el Parque del Recuerdo pagable hasta 8 años en UF, para empezar a creerse la muerte. Un par de pechugas nuevas y unos cuantos michelines menos hasta en 48 cuotas con la tarjeta
Presto... y lo insólito de lo insólito: divorcio entre 3 y 18 cuotas con la tarjeta Johnson’s Multiopción.
En fin... el que quiera celeste, que lo pague a crédito.

4 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Las cuotas... la mejor manera de llenar la casa de facturas :P

mayo 04, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

No se si oiste alguna vez el rap de Ana Botella de las peras y las manzanas, es muy bueno, aquí te lo dejo:

http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=174456755

Ana, esa mujer...

mayo 04, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

Ah si, su maridin, nuestro inefable amigo Ansar, tiene su propia canción:

http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=170119778

Estamos trabajando en ellouuuu

mayo 04, 2007

 
Anonymous Anónimo dijo...

Una tumbita en el Parque del Recuerdo pagable hasta 8 años en UF, para empezar a creerse la muerte...


jaja muy bueno no pare de reir con ese comentario..

muchos saludos y muy buenas tus historias... ahora te dejo porq ire a pagar una cuota a falabella.. jaja

passi

mayo 18, 2007

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal