LO QUE FACEBOOK NOS HA REGALADO
Puede no haber para comer, puede faltar cupo en la tarjeta y sobrar las deudas, pero para algunos, la buena vida para exhibir no se transa. Hace pocos años, Facebook revolucionó al mundo entero e introdujo, como gran novedad, el concepto de redes sociales en el ciberespacio. ¿De qué se trataba? De un diario de vida que, mezclado con un álbum de fotos, una videoteca y un potente buscador de personas, permitía mostrar al mundo una parte (o el total, según sea el caso) de la "realidad" del dueño del perfil.
Ya no os llamo contactos, sino amigos
A comienzos de los dos mil, Messenger nos educó. Por aquel entonces, hacer uso del correo electrónico para chatear, parecía la forma más evolucionada de contacto con los seres cercanos. Con la década a más de medio camino, Facebook vino a demostrar que no todo estaba dicho. Fue así como su integración de lenguajes y sus redes sociales captaron la atención de aquellos más reacios a relacionarse a través de la intranet.Los llamó amigos, pero en realidad, en muchas ocasiones sólo se trata de seres desconocidos que engrosan las listas de aquellos que no pueden acceder a amigos de carne y hueso…Puede no ser la mayoría de los casos, pero existen y están entre nosotros más cerca de lo que podemos pensar.Pero la revolución facebookiana no llegó hasta ahí. Su insospechada penetración y potencial vino a reconfigurar los límites “realidad-ficción” y “público y privado.Así, el tradicional usuario de medios de contacto y comunicación online abandonó su impavidez y mutó en diferentes nuevos seres, los cuales, de manera pura o combinable, podríamos clasificar en (los insto a etiquetarse, si así lo desean):
1.-Los “Me violenta Facebook”: marcados fuertemente por el respeto a la vida privada, a la confidencialidad de datos y a la no invasión de la intimidad, se mantienen alejados de esta página por opción personal.
2.- Los “coolhunters”: conocieron Facebook a través de las primeras publicaciones de prensa que lo catalogaban como fenómeno. Sin otra intención que la interiorización en el tema, crearon su perfil cuando el sitio era exclusivamente en inglés. Le dieron un par de vueltas y hoy deambulan irregularmente por la página, una vez asimilados su concepto y alcance.
3.- Los “imitadores”: accedieron a la página para no quedarse afuera. Llenaron su perfil de aplicaciones y se maravillaron con test del tipo “Qué personaje de Dinastía eres”, cuando ni siquiera vieron la ochentena serie. Hoy, con el paso del tiempo, han disminuido su intensidad de visitas.
4.- Los “Tilas”: si antes era el googleo, hoy lo es la búsqueda por Facebook. Ver qué tipos de amigo tiene la persona de tu interés, revisar en sus fotos los lugares que frecuenta, la música que le gusta y los mensajes que recibe en su muro son parte de su rutina diaria. Ahora, una versión algo más avanzada de estos psicópatas es la de los “robaclaves”, quienes sustraen, averiguan o infieren los dígitos de acceso de un tercero y, de esta forma, pueden revisar los mensajes privados.

6.- Los “a fin de mes lo cierro”: Más de algún problema les ha ocasionado el sitio (desde quiebres sentimentales hasta bochornos por fotos publicadas) y por eso, una y otra vez, ponen plazo perentorio para el cierre de su perfil. Un grado más elevado de su especie son los que han tenido el arrojo de marginarse de Facebook y que, ante una vida vacía y sin sentido, deciden reabrirlo y continuar su vida. Suelen posar de intelectuales (o serlo efectivamente), despreciar la invasión de la privacidad, pero a la vez ser los reyes del fisgoneo.
7.- Los “mi vida por FB”: visitan la página al menos 8 veces al día y cambian su estado de acuerdo a las cosas banales que se encuentran realizando en ese momento ( Lorena… preparando el almuerzo, Juan is cortándose las uñas de los pies). Publican en promedio 2 álbumes por semana (Yo en el cerro, Junta con amigos en el café, Despedida de la Toti) y, ante la falta de comentarios en sus repetitivas fotos, comenten el pecado de autopostearse. No escuchan música en winamp ni en las radios online. Prefieren publicar un video y escuchar la canción una y otra vez. Eliminan y agregan amigos de acuerdo a sus relaciones reales; si me enojo con la Toti ¡Chas, que la elimino!; que me abueno con la Toti: “amiguis, acéptame de nuevo”.
Así, metiéndole cuchillos al tema, podríamos pasar un día entero en el desmenuce de la gigantesca fauna que hoy transita por la página. Prometió llegar para quedarse por mucho tiempo y aún quedan varios metros de tela por cortar. ¿Hacia donde irá Facebook? ¿Por cuánto tiempo permanecerá el fenómeno? Sólo la atenta mirada a las nuevas tendencias online nos podrán ayudar a anticipar respuestas
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