Día tras día surgen curiosidades a las que hay que hincarles el diente. Desmenuzar, develar, cuestionar e ironizar con la actualidad es la idea de este Blog. Bienvenidos todos los que con espíritu crítico, ganas de reírse o simples deseos de meter la cuchara, hacen su aporte para tomarnos el mundo con un poco más de buen humor

domingo, enero 14, 2007

Las canciones (espantosas) de nuestra vida

Fue la peor época para abandonar Mazapán, Xuxa y Nubeluz. ¿En qué habría estado pensando yo al momento de comprarme el cassette de Los Calzones Rotos? De seguro en ser cool y bailar el Porrompompero y su letra de unidad latinoamericana... “Te seguiré, te seguiré para que vengas conmigo de Chile hasta Venezuela”.En todo caso, si nos ponemos a hacer memoria, las malas canciones han existido desde que inventaron el Do, el Re y el Mi.
Indigno, insólito y degradante fue bailar el archisonado “Tractor amarillo”, porque además de ser la letra más rasca e idiota de la vida, ningún grupo que ose llamarse Zapato Veloz puede ocupar los primeros lugares de las listas.
Pero como dice el dicho, “para gustos, colores”. Los asturianos se dieron el lujo de vender casi un millón de copias en España y Latinoamérica sentando el precedente de aquello que hoy asumimos como normal y motejamos como “la canción del verano”.
De la misma época, pero aún más seniles y decadentes, Los del Río descubrieron la fórmula para crear un hit y vivir de sus dividendos hasta morir. De seguro fue un descubrimiento más rentable que la pila de Volta y el teléfono que Graham Bell dijo haber inventado (aunque hoy venimos a enterarnos de que el tipejo con suerte sabía prender un fósforo y no hizo más que patentar la idea de otro pobre mortal... pero esa es harina de otro costal)
La cosa es que con la rima fácil y uno de los bailecitos más pelotudos de la historia de la música chatarra (disputando el primer lugar con el Meneíto y el “todos para abajo, todos para arriba” de El Símbolo), el par de ancianitos que se había inspirado en una bailarina venezolana de mala muerte, se dio el lujo de sacar un disco con 10 canciones, pero todas con el mismo nombre: “Macarena”.
¿Cómo es eso posible?, preguntarán ustedes. Pues simple. Con “Macarena” versión Merry Christmas, “Macarena” versión bolero, “Macarena” techno dance y hasta una versión en japonés, Los del Río tuvieron la gracia de enchufarnos a la famosa niña hasta las narices.
Y así suma y sigue, porque el “Chiquetere” de Rafa Villalba, “Mi Abuela” de Wilfred y la Ganga, “El Baile del Perrito” de Wilfrido Vargas y la “Sopa de caracol”, con todo el inentendible “Watanegui consup” de Banda Blanca, nos hacen ver a cada una de las canciones de Pablito Ruiz y René de la Vega como poesía nerudiana.
¿Suena añejo todo anterior? Puede ser, pero no se confunda. Hace menos de cinco años todo el mundo –y cuando digo “todo el mundo” es TODO EL MUNDO- hablaba el mismo idioma. Gracias a lo bilingüe de tres jovencillas españolas -las que nunca pudieron entender lo que decía la canción “Rapper’s Delight” de Sugarhill Gang-, todos terminamos jugando a ser cool si podíamos repetir, rápidamente y sin equivorcarnos, el trabalenguas de “aserejé já de jé”que nos enchufaron Las Ketchups.